martes, 9 de noviembre de 2010

"Un día en el pueblo" por Javier Molina


En un día de verano la pareja Juan y Sara pasaban un día tranquilo en su casa cuando a Juan se le ocurre ir a su pueblo, un pueblecito a las afueras de Madrid, antiguo y rústico, donde vivían los padres de Juan.


·        Sara dice: podemos ir de excursión y así les hacemos una visita a tus padres.
·        Juan contesta: vale pero tenemos que hospedarnos en la casa de mi tío porque no habrá sitio en casa de mis padres.
·        Sara responde: vale habrá que llevar sábanas y colchas porque hará frío.
·        Juan: vale, hazte la maleta que yo iré montando las cosas en el coche.


Juan y Sara cogen sus cosas personales y emprenden el viaje. Vivian en Murcia. Les quedaban 250 Km. de viaje y 6 horas pero daba igual, estaban emocionados porque hacía por lo menos 4 años que no los veían.

Llegan a un restaurante de carretera para comer llamado "El serrano" donde se comía carne a la piedra muy exquisita y rica.
Terminan de comer, toman café y emprenden el viaje.

Llegando a Toledo para desviarse a la carretera que correspondía, se encuentran un autostopista que casualmente iba al mismo sitio que ellos, así que deciden recogerlo para llevarlo.

 Mientras Juan conducía, Sara y el vagabundo abrieron una conversación sobre la crisis provocada por Zapatero y que habría que expulsarlo para que España se levantara otra vez.

Llegando a Madrid capital se dan cuenta que no tenían una cámara para echar fotos, paran en una tienda donde el dependiente era un poco arisco y les dijo que si no consumían  algo tendría que irse y Juan no quería irse porque quería descansar un poco antes de partir pero el dependiente encabezonado los quería echar. Sara al ver que no paraban y estaban a punto de llegar a las manos se interpuso entre ellos y los paró diciendo:

·  Parad y venga Juan vámonos, que hemos dejado al vagabundo solo en el coche.

Cuando Juan y Sara llegaron al coche se encontraron que el vagabundo estaba agachado y moviéndose raramente y Juan le pregunta que qué hacia y le vio que se metía una bolsita pequeña en el bolsillo de la chaqueta y le preguntó que qué era eso, contesto: es azúcar.

Juan y Sara mosqueados vuelven al viaje con el vagabundo y entonces Sara le pregunta que qué era lo que tenía y entonces el vagabundo le contesta que era heroína. Sara cabreada le dice a Juan que parase para echarlo del coche porque no le gustaban los drogadictos.

Prosiguen con el viaje y llegan al pueblo de su padre por la tarde y descubren que sus padres no estaban y un vecino les dijo que habían salido y volverían pronto, pero Juan tenía una llaves de la casa y pudieron entrar. Sara ya por la noche dijo de hacer la cena y Juan mosqueado dijo que estaba preocupado por sus padres y Sara contestó que no se preocupara que estarían en casa de su hermana y no volverían hasta mañana lo mas probable.

Después de cenar recogieron la mesa y se pusieron a ver la tele cuando de repente escuchan un enorme ruido procedente del patio. Juan asustado se acerca a la puerta que estaba por detrás en la cocina y se encuentra que estaba abierta y dando portazos. Juan aliviado le dice a Sara que no se preocupara que era la puerta.

Cuando se escucha otro golpe más fuerte que el de antes en el piso desde arriba y Juan asustado dijo a Sara que llamara a la policía y se encuentra que la línea está cortada  y Juan decide subir mientras Sara iba al desván para coger un palo o algo para protegerse.

A los 5 minutos Sara sube y no escucha nada y llama a Juan a gritos asustada y no contestaba. Se dispone a subir y entra en la habitación de los padres y ve a Juan decapitado y colgado de una cuerda de la lámpara moviéndose lentamente hacia los lados mientras Sara atónica lo miraba llorando y gritando; se derrumba y se queda en los pie de la cama mirando al suelo. Cuando se levanta para ir a la puerta para llamar a alguien que le ayudara, se encuentra con una sombra en las escaleras mirándola fijamente y sonriendo; de repente  se lanza sobre ella y observó cuando la arrastró hacia el baño que el asesino era el autostopista que dejaron.

Sara suplicaba por su vida diciéndole que la dejara que no iba a ir a la policía ni nada por el estilo y el contestó que era muy tarde para arrepentirse, cuando de repente llaman a la puerta; era la policía que había escuchado ruidos y golpes y se acercó; al ver que la puerta estaba abierta decidió entrar. Al encontrarse con Juan muerto, pide refuerzos, cuando por detrás, el asesino le clavó un destornillador en la cabeza. Desplomado el policía, muerto, el asesino se dispuso a comérselo. Sara se escapó de su trampa y cogió un cuchillo recogido de la cocina y se lo clavó en la espalda; el asesino se levantó para atacarla otra vez pero ya había perdido mucha sangre y se desplomó muerto.

Sara salió corriendo al cuartel de la policía y le contó lo que había pasado y la tranquilizaron.

Al día siguiente  regresaron los padres de él y cuando se encontraron lo que había ocurrido decidieron quemar la casa e irse a vivir a otro lado con Sara, traumatizada y con cara descompuesta.

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